ECOCARDIOGRAFÍA, por Rodolfo Serrano
El médico me dice que si quiero ver mi corazón en movimiento. Y veo en la pantalla el flujo de la sangre, como un charco de algún líquido extraño que no acierto a identificar como algo propio. Oigo un sonido de succión, como si fuera el desagüe de algún lavabo en plena madrugada, cuando el frío del terrazo te sube desde los pies desnudos y en la cama duerme una mujer desconocida. Veo movimientos espasmódicos y golpes de algo informe que me dicen es mi pobre corazón viejo y cansado. Mas no encuentro por mucho que me empeño ese suave latido de amor cada vez que te encontraba. Ni esa sangre que besaste una tarde de mi espalda cuando tus uñas buscaron en mi carne ese fulgor de vida que creías escondido al lado izquierdo de mi pecho. Ni siquiera soy capaz de encontrar en esa masa que se mueve asustada y milagrosamente las cicatrices de tanto amor perdido. Y, sin embargo, sigo creyendo que estas taquicardias, la isquemia o las arterias obstruidas, ese galope loco de la sangre, en fin, que t