AGÜELIS QUE PREFIEREN A FERRAN ADRIÀ


Con el título de esta entrada ya hemos tenido suficiente sensacionalismo. Prometo abandonarlo a partir de ahora.

Hoy he empezado a trabajar de nuevo y he aprendido una gran lección. Una mujer de 90 años me decía que no necesitaba comer tanto como lo que había en la bandeja, que prefería que hubiese menos comida y que estuviese mejor presentada. Y es más, ¡tanta comida le quitaba el hambre!

Esto es una novedad para mi. La gente se queja de que está sosa, de que está mala, de que no sabe a nada, de que hay poca, pero esta opinión me ha llamado poderosamente la atención.

¿Te imaginas que la cantidad de comida de una bandeja estuviese también en relación a la edad de la persona que se la va a tomar? (Esto será una realidad cuando se den cuenta del dineral que se pueden ahorrar en comida con la aplicación de alguna máquina o alguna tecnología).

En resumen, y esta ha sido mi conclusión, la necesidad de nutrición va más allá de meterse alimentos en la boca. Abarca su presentación y la cantidad justa y necesaria en función de sus necesidades energéticas. Si personalizamos los cuidados, ¿por qué no individualizar también las comidas?

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