La Banda de Blanco

Y falleci ó . No sufri ó . La suya fue una muerte tranquila, sin dolor, sin sobresaltos. Simplemente se dejó llevar. Quiz á s no fue como a é l le hubiese gustado que fuera. Quiz á s hubiera preparado aquel baile con su muerte con m á s detalle de haberlo sabido con m á s tiempo. Le hubiese encantado celebrar aquel ú ltimo cumplea ñ os. Celebrar su vida y su muerte. Paladear aquel regusto amargo de las despedidas. Disfrutar sus recuerdos. Vencer poco a poco el miedo, moldearlo, ablandarlo, disfrutar por ú ltima vez de la reacci ó n de su cuerpo ante aquella oscuridad. Colocarse decidido la venda sobre los ojos para ver con claridad lo que ya no será. Caminar orgulloso hacia la pista de baile, asir de la cintura a aquella eterna compa ñ era de viaje y dejarse llevar por sus manos fr í as y firmes. Si alg ú n esp í ritu burl ó n le concediera un último deseo, sin duda volver í a atr á s unos meses, quiz á s un a ñ o, no necesitaba m á s.  “ Sin confesiones sin religión no

Placa conmemorativa al lugar donde vivió y murió Florence Nightingale del Ayuntamiento de Londres Fuente A raíz del anuncio del Ayuntamiento de Madrid de cambiar de nombre a las calles que recuerdan y homenajean así a militares y dirigentes golpistas de la dictadura española, leí una propuesta para que esas mismas calles se rebautizaran con los nombres de un determinado grupo de personas. Siempre he pensado que es un gran honor para cualquiera que le dediquen una calle o una plaza en una ciudad y que la elección de esos topónimos debe ser muy reflexionada y tomada con el rigor necesario. Creo que es motivo de orgullo para una comunidad el elegir correctamente a qué personas se incluyen en su callejero. No me puedo imaginar a nadie orgulloso de vivir en el barrio de los fascistas genocidas: en la calle Adolf Hitler, la avenida Pol Pot o en la plaza Augusto Pinochet. Por el contrario, sí que me parecería una gran idea vivir en el barrio de las enfermeras: en la avenida Fl

Es curioso cómo funcionamos los humanos. Las paradojas siempre me han parecido curiosas. La que más me había sorprendido hasta la época era en el ámbito criminológico: la población cuanta más seguridad tiene a su alrededor mayor es la percepción de inseguridad. A día de hoy, la sensación ha sido la misma cuando ha aparecido la vacuna contra la meningitis tipo B, la famosa Bexsero que está siendo Trending topic en parques y asociaciones de padres.  Desde hace muchísimo tiempo la meningitis tipo B es conocida como una de las enfermedades, casi siempre pediátrica, más importantes y peligrosas. La mortalidad de esta enfermedad ronda el 10% aunque su frecuencia es baja y las secuelas se producen en el 30% de los supervivientes. Produce la inflamación de las meninges y es de evolución muy rápida (horas). Los principales signos de alarma son fiebres altas, rigidez de nuca, vómitos en escopetazo y las famosas petequias (manchas rojas en la piel que no desaparecen con la presión).  Ha

Como toda buena historia, lo mejor será comenzar desde el principio. Hace algunos años en un hospital, muy, muy lejano (más allá de la M50), durante la noche del 5 de enero una ancianita preguntó “¿Y aquí qué pasa? ¿No vienen los reyes, o qué? Y ahí empezó todo… Fran, Marcos y Alberto en un alarde de la magia de esa noche y con más ilusión que recursos se ataviaron con  barbas de algodón, batas y caramelos como atrezzo e iniciaron una cabalgata nocturna que ya es tradición en el hospital. Año tras año se ha ido repitiendo el evento, con nuevos integrantes en los papeles de Gaspar (Patri S. , Patri G. y Chema este año) y  como Baltasar, Aramis, perenne desde la segunda edición. Este año, primera edición en la que contamos con 2 pajes, gracias Cris y Paloma. Tras este breve repaso histórico más romántico que necesario, resumiré una noche tan especial con una anécdota que engloba todas  las sensaciones y experiencias vividas. “Recorridas  varias plantas saludando y repartiendo