HISTORIAS PARA NO DORMIR

Creo que no desvelo ningún secreto profesional si digo que a uno se le calienta la cabeza con la humanización de la (auto/hetero)asistencia a las personas y en alguna ocasión que otra uno lee, oye, mira, presiente "cosas" que le hacen seguir mirando en esa dirección.

Pero uno se sorprende a sí mismo, cuando todo lo que ha leído, mirado, oído, tocado, presentido... se hace flagrantemente vívido frente a su oído, tacto, vista, etc.

El caso es que recientemente cuando llego a mí puesto de trabajo un par de horas antes de la medianoche, sin casi mediar palabra me encuentro que una persona ha ingresado en "la sala de urgencias que estaba abarrotada" (fuente bibliográfica de la frase en:  http://www.youtube.com/watch?v=b4i7tbqKWp4 ).

Para ser respetuoso, diremos que la persona es de edad avanzada, en el momento de su llegada necesita ayuda total para sus AVDB, y requiere que alguien comience en el menor tiempo posible alcanzando la mayor eficacia esperada a suplirle sus necesidades básicas o contribuir para que sus patrones funcionales no se vean soslayados por una situación aguda que le hace experimentar:
miedo, inseguridad, ansiedad, malestar, disnea, disconfort, angustia, aprensión...por si no se hacen una idea seré más gráfico diciendo que presentaba taquicardia arrítmica, taquipnea, respiración paradójica, desaturación de oxígeno en sangre, dolor torácico irradiado por diferentes partes, edemas distales, oliguria...para no perdernos en detalles, podemos parafrasear al dúo Gomaespuma cuando decían que una persona estaba en un estado que podríamos denominar "Francamente" (no se si el tecnicismo tendrá relación con la agonía que experimentó el caudillo)

El caso que en unos minutos hay que realizarle una serie de atenciones que a la par de "mejorar" su estado nos proporcione información útil y nos facilite potencialidades para un presumible tratamiento precoz. 

Es decir y concretando hacia lo que me interesa de la historia, la persona en cuestión fue beneficiada por la colocación de un acceso venoso periférico (en su mano).

Al iniciar la perfusión de un fármaco por la misma, observo eso que en el argot se denomina "oiga, esta vía es postural y tiene que dejar la mano tal que así" en ese instante preferí colocar sutilmente un dedo sobre el esparadrapo (ya sabéis como) dónde estaba colocado el asunto aumentando de tal forma el ritmo de goteo, mientras pasaba el fármaco.

Como mientras durase el negocio tenía que permanecer allí a su lado inicié una rápida revaloración de la situación con la científica pregunta: "¡¡¡¿Cómo vamos??!!! (se me olvido hablar de la hipoacusia de la persona atendida), a lo cual recibí la siguiente respuesta: "Desde que ud. me ha dado la mano, mucho mejor".

Cuando realice la pregunta estaba mirando la cápsula dónde verificaba que el goteo no disminuyese su ritmo, al oír la respuesta no pude por menos que cambiar la mirada a sus ojos, darle la mano manteniéndo el dedo estratégicamente colocado y permanecer callado a su lado unos minutos más, pues creí que resultaría en vano intentar explicarle que algún alivio obtendría tanto de la molesta máscara para la nariz que soltaba oxígeno a alto flujo desde unos segundo antes como del milagroso efecto antiarrítmico del fármaco que iniciaba su viaje por el torrente sanguíneo desde aquel preciso instante.

Ésta fue la primera "Historia para no dormir" durante una noche de trabajo, espero que me sirva para seguir bien despierto y no dormirme en los laureles.

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