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Mostrando entradas de febrero, 2017

“UN PASO... Y OTRO... Y ASÍ..."

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Dos amigos fueron condenados a muerte por una serie de desgraciadas confusiones. El Rey, que los conocía y los apreciaba, consideró injusta aquella condena y pensó en alguna solución que les ofreciese la posibilidad de continuar con vida. Después de mucho reflexionar, ordenó que colocasen una cuerda sobre un precipicio y prometió indultar a aquel que fuera capaz de cruzarlo. El primero de ellos se colocó sobre la cuerda y ,dando pequeños pasos, consiguió cruzar al otro lado. El hombre que esperaba para cruzar le preguntó -  dime, ¿cómo lo has hecho ?-, a lo que su amigo le respondió -  me gustaría decirte cómo debes hacer para cruzar, pero no lo sé .  Lo único que recuerdo es que después de cada paso sentía un enorme vértigo, algo así como una nausea al ver la muerte tan cerca, así que me inclinaba un poco hacia el otro lado y daba otro paso, así hasta el final -. Casi por casualidad llegó a mis manos este cuento hebreo que por breve no deja de ser esclarecedor. En lugar de ap

Y si no hubiese sueros...

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Y si no hubiese sueros, ni apósitos, ni respiradores, ni bombas de perfusión continua, ni glucómetros, ni tensiómetros, ni material de curas, ni vendajes, ni catéteres...  Y si lo único que nos encontrásemos fuese otra persona, frente a nosotras, con su mirada, con su dolencia, con su sufrimiento, su sentir, su pensamiento, sus miedos... ¿Cuántas veces nos hemos sorprendido diciendo: "y en un rato vuelvo a tomarle la tensión [...] luego le cuido la herida [...] cuándo acabe el antibiótico vengo a retirárselo [...] en un rato cambiaré los sueros"  Y es lo normal, ¿no? Si alguien está en el Hospital es porque necesita cuidados especializados que otra persona no tiene competencia para llevarlos a cabo, es lo que cabe esperar ¿verdad? Y además en la sociedad de hoy en día dónde los gadgets  nos inundan nuestra cotidianeidad, ya a nadie le extraña que la atención a las personas se vea instrumentalizada o mediatizada por cables, botones, sonidos, aparatos, máquinas que

HEROÍNA

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Hace un par de semanas nos dejaba Eleonora Salvatora González, más conocida como Bimba Bosé. Un gran ejemplo como mujer, luchadora, artista, valiente y madre. Era muy motivante ver su optimismo en las entrevistas que le realizaban, dónde resaltaba la gran importancia de reírse, conversar y tener cerca a los suyos (tener cerca a su gente, de las cosas más importantes de la vida). Intentó todos los tratamientos posibles para intentar salvarse. Por desgracia, debido al avance del mismo, perdió la batalla. Nunca dio datos concretos de sus tratamientos, precisamente para no influenciar en las decisiones de otras personas. Creo que nos hacen falta en el mundo personas como Bimba. Personas valientes sin miedo a decir que están enfermas, que tienen cáncer (esa palabra que tanto nos asusta). Y no es para menos que nos asuste. A mi modo de ver, es la enfermedad "crónica" de este siglo. Pero creo que es muy necesario perder el miedo a llamar a las cosas por su nombre y es muy rele