Cara a cara con la vocación enfermera


Vocación viene del latín vocatio que expresa la acción de llamar. Tradicionalmente se ha usado este término para designar "La llamada" que realiza Dios a algunas personas para que se dediquen a la vida religiosa. 
En la vida cotidiana se ha extrapolado a la vocación profesional. Que vendría a ser la inclinación que tenemos hacia un determinado ámbito laboral. 

Dicha vocación pone en duda el libre albedrío ya que de alguna manera cuestiona la verdadera capacidad de elección de las personas sobre sus vidas dejándola en manos de una suerte de intuición que vendría predeterminada por vete tu a saber qué. 

Santo Tomás defendía que hemos venido a realizar un papel que no hemos elegido. Dios nos ha dado un destino que debemos de cumplir. Así argumentaba en contra del suicidio, ya que debemos aguantar lo que nos ha tocado vivir designio divino. En ésta línea podríamos usar parecido argumento a favor de cumplir con nuestra "vocación" o llamada a realizar un rol en concreto.

Tergiversando a Charles Taylor a mi favor, en su libro "Ética de la autenticidad" viene a decir que si cada uno es auténtico, a saber, es fiel a uno mismo y a su identidad se dedicará a ser consecuente y llevar a cabo "su voluntad" en su vida. Llevándolo al extremo hasta la caricatura diríamos que si cada uno hace lo que le viene en gana pero lo hace de corazón o porque es lo auténtico el mundo iría "globalmente" mejor. 

Ahora bien, nos encontramos con el problema de conocer cual es nuestra verdadera y genuina identidad ya que como dice Fernando Colina en su libro "Sobre la locura" toda certeza o conocimiento seguro sobre algo es prima hermana de la locura. Mientras que la duda sería higiénica o sana para nuestra mente y cuerpo. En tal caso, ¿cómo sabemos si realmente estamos siendo auténticos? ¿cómo saber que somos congruentes con nuestro destino? ... ¿Con lo qué hemos venido a hacer realmente? y para dar paso a mi compañero Alejandro: ¿ cómo podemos pensar que una profesión con penosidad por sus horarios y que tiene como compañera de viaje a la mierda, la muerte y la enfermedad puede hacer sentir a unas apasionadas enfermeras estar en el sitio dónde aman estar?




La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, Juanfran. Hoy abro twitter y ¿qué me encuentro?
Últimamente le doy vueltas a lo que significa la vocación, supongo que porque yo no soy de los que recibió esa llamada de la enfermería. Casi siempre que preguntas sobre qué es la enfermería aparece la idea de la vocación, y reconozco que me desconcierta un poco.

Me desconcierta porque a veces pienso que llamamos vocación  a "es una profesión que suma lo peor del trabajo cara al público con horarios cuasi aleatorios, pero a mí me reconforta cuidar de otras personas". No le hagáis demasiado caso a la literalidad de la frase, es una forma de hablar.

A veces creo que utilizamos esa palabra para distinguirnos, para cubrirnos con el aura dorada de las elegidas para una tarea muy exclusiva, para darnos un punto de épica y, de alguna manera, buscar el reconocimiento de los demás. No seré yo quien niegue el mérito ni la responsabilidad de la profesión (y mucho menos en estos días en los que la carga de trabajo nos ha superado en mi unidad), lo que pasa es que, en mi opinión, hay muchas otras profesiones que también tienen muchísimo mérito y no me veo capacitado para situar a la enfermería por encima, ni por debajo, de ninguna de ellas.

En ocasiones, la vocación, parece que esté ligada inexorablemente a las buenas profesionales y que si no has deseado ser enfermera toda tu vida, nunca vas a ser excelente en tu trabajo. Soy consciente de que este punto de vista es muy personal y muy ligado a mis vivencias -yo, que me sorprendí estudiando enfermería sin saber muy bien cómo había llegado hasta ahí- pero me parecía interesante incluirlo porque me imagino que no soy tan especial como para ser la única persona que lo vea o lo viva así. Mientras tanto, me consuelo pensando que la sociedad demanda profesionales de enfermería capacitadas, rigurosas, actualizadas, críticas, que presten sus servicios de forma individualizada y con humanidad, sin importarles el pedigrí.

Otra acepción, parece ser que generalizada y que podemos ver en el artículo del twitter que he colgado anteriormente, parece que tener "más vocación" es sinónimo de que te guste más tu trabajo. Esta interpretación me ha recordado a Confucio:

En resumen, si la vocación para las enfermeras es el motivo que lleva a formarte para impartir cuidados fundamentados en conocimientos científicos y llevados a cabo con humanidad y empatía, ¿qué más da que te haya llegado cuando tenías cinco años o diez minutos antes de graduarte? ¿Acaso es más importante desear ser enfermera que serlo y que disfrutes haciéndolo?

Y si la vocación no es tan importante ¿para qué hemos escrito esta entrada en el blog?

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