La consulta del Dr. Dhanwantari

Una amable asistente me recibió e invitó a completar un sencillo formulario sobre aspectos genéricos de mi estado de salud. Acto seguido comprobó que el Dr. Dhanwantari podía recibirme y me invitó a pasar. El Dr. Dhanwantari esperaba en su pequeño despacho sentado en la silla de mimbre custodiado por una envejecida mesa de madera y dos humildes sillas dónde hizo ademán para que tomase asiento.  

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Sobre la mesa un folio, un bolígrafo, una pequeña toalla blanca y un pequeño recipiente con agua del tiempo. Me pidió que le enseñase la lengua y alargase el brazo sobre la mesa. "Relájate y cierra los ojos". Tras varios minutos tomando diferentes pulsos en ambos brazos comenzó a explicar en lenguaje mitológico cuál era mi "Dosha" predominante, cuáles eran las características de cada uno y en cuáles presentaba desequilibrio.

A continuación, una serie de recomendaciones dietético - higiénicas, nada más allá ni más acá que hábitos de vida saludables, alimentos más y menos recomendables y prácticas de ejercicio moderado acompañado de consejos para conseguir un sueño reconfortante.

Nada más a destacar en sucesivas visitas, simplemente la advertencia por su parte de qué él ya conoce cuál es su paciencia, ahora vamos a conocer el límite de la tuya, me dijo en un amable y sonriente tono alejado de cualquier síntoma de paternalismo amenazante. Tras segundos de silencio culminó con un lacónico "vamos a ver cuánto estás dispuesto a hacer por tu salud".

Cuando finaliza, ni se despide,ni nada, sonríe y se queda reflexivo con la mirada perdida hacia el suelo, sin tan siquiera hacer ademán de un apretón de manos o despedida más formal.

Estas visitas me animan a recordar y contrastar con la práctica de la medicina que conocemos a día de hoy, que denominamos alopática: 


Deberes para casa, a doble espacio y con buena caligrafía: 

- Que te pase a la consulta una persona en vez de una una pantalla con un código alfanumérico hace que gane enteros en la percepción de la atención que te van a prestar.

- Que la persona que te va a atender permanezca tras la mesa rodeado de todo un ritual establece una atmósfera propicia para percibir que lo que te van a hacer no es por rutina y que alguna suerte de conocimiento extraordinario van a poner a tu servicio.

- Las preguntas hipocráticas Qué te pasa, desde cuándo y a qué lo atribuyes se deberían de hacer incluso para comprar el pan.

- El primer paso antes de buscar recuperar el equilibrio debería ser la desintoxicación del organismo y la denostación de hábitos perjudiciales para el mismo.

- Una dieta saludable y ajustada a tu metabolismo, un ejercicio moderado y un descanso reparador deberían ser las tres primeras indicaciones en cualquier consulta de salud y a continuación observar qué se puede hacer por el motivo de consulta que ha traído a la persona. 

Para mantener mi "economato", firmaré con el pseudónimo: 

Franjuan