Choque de trenes: Prescripción enfermera.

Prescripciones al estilo Crimea por Alfredo S.

Según la wikipedia La enfermería (del latín in-, «negación»; firmus, firma, firmum, «firme, resistente, fuerte»; y -eria, «actividad, establecimiento» o «actividad, establecimiento con los no firmes, no fuertes [enfermos]») es la ciencia que se dedica al cuidado y atención de enfermos. Bonita definición, cuidar a los que no son fuertes. Hasta aquí llega mi aportación de hoy a los modelos teóricos.

No os voy a engañar, no me he leído el Real Decreto famoso acerca de la prescripción enfermera, y eso que lo tengo y que me esfuerzo por pensar que debería de interesarme conocer de primera mano lo que dice. Pero hoy estoy atravesado por una fuerza telúrica que me impide maquillar la verdad así que podéis creedme cuando afirmo que el Real Decreto y lo que allí se especifica, todos y cada uno de sus apartados, puntos, capítulos incluso los numeración de sus hojas me importan un carajo. Podéis pensar que es una pena, pero es exactamente así. Y ahora que estamos de confesiones voy a aprovechar para decir que toda esta película, mas bien telenovela cursi, de la prescripción enfermera apesta. Bien podría torturaros con argumentos sobre los diferentes intereses que nos han llevado a perder el tiempo con este asunto, pero no lo voy a hacer porque me da una pereza mortal y porque creo que seria lo menos punk que podría hacer. Me voy a limitar a contaros mi vida, no os agobies, solo la profesional, y un detalle solamente, no soy tan cruel.
Hay una historia que me ha acompañado desde que empece en este negocio hace ya bastantes años. Cuentan que había una señora de familia acomodada que llevada por algún tipo de rebeldía irrefrenable agarró  el bolso y se fue a Crimea a ver como era eso de la guerra. Después de una temporada viendo como los soldados heridos se amontonaban en barracones sucios decidió tomar la iniciativa y poner orden en aquel sindios. Así que sacó a relucir su espíritu británico y organizó a los soldados en función de la lesión que tuvieran. Los amputados juntitos, los amputados infectados juntitos pero separados de los amputados sin infectar, los que llevaban metralla en la tripa en un barracón, los que tosían y tenían fiebre en otro, y así, con orden y mucha lejía dejó Crimea que ni Putin la reconocería. No conforme con poner orden también se le metió en la cabeza poner a cada enfermo en las mejores condiciones posibles para que la naturaleza siguiera su curso, en una u otra dirección, y se preocupó mucho de dar comidas aceptables y adecuadas, agua en las cantidades necesarias no solo por dentro sino también por fuera, luz, aire y garantizar descanso. Fue tan contundente y tan eficaz que aun hoy seguimos haciendo básicamente lo mismo. 

Reconozco que tengo debilidad por Florence Nightingale, me parece una de esas personas que supieron  cambiar el mundo a base de mezclar  talento y esfuerzo. Es sin duda el pilar sobre el que se fundamenta esta profesión. No puedo decir lo mismo de las esforzadas teóricas que invierten años en inútiles NICs y NOCs para deleite de los que redactan inútiles exámenes de oposición. Pero, por favor, no nos distraigamos con tanta inutilidad, permitidme volver a Crimea.
Florence nunca prescribió un fármaco ni falta que le hizo para ser lo que fue o hacer lo que hizo. Ni a ella ni a los millones de enfermeras que vinieron después. Y los enfermos siguieron entrando y saliendo de los hospitales y de los centros de salud sin que una sola enfermera firmara una sola prescripción, y el mundo siguió girando y las enfermeras siguieron siendo enfermeras, y llegaron a las universidades y a los claustros y a los doctorados y llegaron a ser especialistas (fuera de España en más cosas que dentro, pero eso también es otra historia) y dirigieron servicios y hospitales incluso.

Por estas tierras inglesas si quieres prescribir puedes hacerlo. Te vas a la universidad que más te guste, pasas un año torturándote el cerebro con fármacos, haces el examen y si lo apruebas con el 100% de aciertos te vas a tu hospital y pides un sello precioso con tu nombre y tu número de colegiado para estamparlo en las recetas que consideres oportunas. Hay que decir que el examen que hay que  pasar no es muy diferente del que pasan los médicos. También hay que matizar que solamente estás autorizado a prescribir los fármacos que utilizas en tu práctica diaria, de tal modo que si trabajas en traumatología no estás autorizado a prescribir anestésicos generales, lo cual resulta bastante lógico. Os puedo asegurar que este asunto de prescribir no te hace ni más ni menos enfermero.

Allá va el párrafo final: podemos seguir reivindicando el asunto de la prescripción pero por favor no lo hagamos con todas nuestras fuerzas. Dejemos un poco de energía para mejorar la calidad científica de los congresos, la profundidad de nuestra investigación, la calidad de la docencia pregrado y de la formación postgrado (que por lo general apesta), para potenciar nuestro papel en la gestión y para hacer algo con las instituciones que deben regular nuestra práctica clínica y se dedican a jugar a la política (que apesta aún más).


A modo de conclusión debería prometer que me leeré el Real Decreto y lo comentaré en mi próxima entrada pero hoy no os puedo mentir, no lo voy a hacer. El Real Decreto, en mi lista de prioridades,  lleva por el momento la etiqueta de Cosas para leer pasado mañana.

Addendum a Prescripciones al estilo Crimea por Juanfran B.


1. Flaco favor le haces a tu vocación si la única alusión que haces del marco teórico se reduce a un análisis etimológico. Para las cabezas vacuas, inconsistentes, circunstanciales y volátiles como la tuya podrá vales pero para la epistemología deja mucho que desear.

2. Tu falta de respeto por el RD y el BOE es tan deleznable como la mía en el punto 1. hacia tu persona. 

3. Despreciar la unificación de un lenguaje científico propio te desautoriza como persona de ciencia. ¿Qué diferencia tu trabajo del de aquella afanada señora que ejerce de cuidadora en el domicilio de una persona anciana (además de contribuir o no la Seguridad Social). 

4. Que el mundo "haya seguido girando" no esta reñido con que el avance científico-técnico haya ido en progreso y haya supuesto una clara mejoría para la atención y cuidados de las personas. 

5. Lo que apesta es tu falta de respeto a la formación de pre y posgrado. En buena medida la denominada prescripción enfermera tendría su justificación simplemente por el empoderamiento profesional, por el reconocimiento social que conlleva, por el poder simbólico que lleva asociado, por el poder fáctico que supone tener algo que ver con la industria farmacéutica, porque bajo determinadas circunstancias se ha estado realizando en la práctica cotidiana a todos los niveles, por funcionalidad, etc., etc. 

Pero fundamental y básicamente porque como bien dices tu mismo no debería de suponer más de lo que es, un ordenamiento jurídico sobre una intervención sanitaria que regule el qué y el cómo. En cuanto a ahorrar energías para dedicarlas a otras luchas, estoy contigo. Todo lo que sea ahorrar energía me suena a Lafargue  y su derecho a la pereza. Que dicho sea de paso me parece lo más anarquista, libertario, liberador, sensato, ecológico y amoroso que he oído nunca. 

Y ahí te dejo un videoclip de la organización colegial de Enfermería...en Noruega por su 100 aniversario. 



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