Los límites, y el clavel…
Ruido, estrés, sobrecarga, tensión,
emociones, un paciente broncoaspirado,
la inmediatez de la muerte… y alguien dice:
-¿por qué no le das un caramelito?
- una
carcajada y varias miradas reprobatorias-
¿Y si nos reímos para no llorar?, ¿y si todas
estas frivolidades no son rasgos de deshumanización, sino de miedo e
impotencia?, ¿hemos pensado cuan duro sería la total empatía?, ¿y si fuese un
allegado nuestro, tendría la misma gracia?, ¿es la muerte, el sufrimiento, la
agonía un límite?, ¿o es el humor una vía de escape?, ¿soy peor enfermero, peor
persona, peor compañero por reír?, ¿o soy más profesional por corregir la
actitud socialmente inapropiada?, ¿ tendrían cabida todas estas preguntas a personas
ajenas a nuestro gremio? ¿Son verdad los
límites? ¿Hay un límite, o hay muchos límites? ¿Satisface hoy en día un límite?
¿Qué límite?
No me
considero legitimado para opinar al respecto, es más, La intangibilidad de
realidades como el humor, lo convierte en un concepto muchas veces inabarcable.
Éste, como la poesía, el arte o el miedo, es individual, cada uno podemos tener
una opinión y todo el límite que existe al respecto es aquel que cada uno se
ponga. ¿o no…?
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