Mujer y extranjera; la doble discriminación.

Desgraciadamente, día tras día podemos leer en los periódicos noticias relacionadas con la exclusión y el maltrato que sufren muchas mujeres en nuestra sociedad. Pero estas vejaciones, se acentúan aún más cuando se trata de mujeres extranjeras.
 Hace apenas cuatro años, a la vuelta de la esquina de nuestras casas, se le prohibió la estancia en un hotel madrileño a la activista María Josefa Macz, la cual lucha contra los desalojos forzosos que sufren los campesinos indígenas en Guatemala. La joven se encontraba en España participando en una campaña de sensibilización organizada por Intermón Oxfam. El motivo de la prohibición; ser mujer e indígena.



 En ese mismo hotel, había estado alojado Mohamed Alfageeh, embajador de Libia, el cual utilizó la  recepción de este hotel como escenario para hacer una entrevista a un medio de prensa, de lo cual se enorgullece enormemente dicho establecimiento.


Estas acciones, que aún siguen tan arraigadas en nuestra sociedad, nacen de la doble discriminación que sufren las mujeres extranjeras. Por un lado, el hecho de ser mujer supedita a esta a un segundo lugar por debajo del hombre, a causa del fuerte sistema patriarcal que seguimos viviendo y apoyando con nuestros actos y pensamientos. Si es cierto que en la actualidad existen muchos movimientos feministas, instituciones públicas, organismo, asociaciones ciudadanas etc. que luchan por la equidad de género. Pero aún queda mucho por hacer, puesto que no podremos hablar de avances hasta que no exista una coeducación en las escuelas, universidades y dentro del entorno familiar.
Por otro lado, estas mujeres son discriminadas por el rechazo que demuestra la sociedad hacia las personas extranjeras, debido, en gran parte,  a las falsas e inverosímiles ideas que algunos grupos se empeñan en sostener.
Hay algo que en estos momentos de crisis no podemos dejar pasar por alto. Son muchos los españoles y españolas que están emigrando para encontrar un trabajo y un sueldo digno. Son muchos los españoles y españolas que están saliendo fuera de nuestras fronteras para mantener a sus familias, o para labrarse un futuro. Por tanto, nos debemos formular la siguiente pregunta ¿nos deberían tratar con la misma moneda con la que hemos tratado nosotros/as a los inmigrantes durante años?
            Las mujeres sufrimos de discriminación en todas las partes del mundo, en algunos con mayor o menos intensidad o con mayor o menor evidencia. Por eso debemos seguir avanzando hacia la igualdad entre género independientemente de nuestra raza, nacionalidad, sexo, género y orientación. Y para ello, en primer lugar, debemos empezar por nosotros/as mismos/as, cambiando nuestra forma de pensar, de hablar y de actuar en nuestro día a día. Debemos convertirnos en ciudadanos y ciudadanas globalizados para encajar en nuestro mundo globalizado.

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