Referéndum de autonomía

Ya se que en nuestra agitada, no reposada vida política lo que esta de moda es el referéndum de independencia, pero la independencia en las actividades básicas de la vida diaria parece no ser suficiente para algunos que al menos quieren elegir a que hacienda pagar sus tributos y a qué bandera y terreno rendir sus sentimientos.

Pero hoy no he venido ha hablar de la polis, sino de que nos dejen elegir, de que al menos nos pregunten y nos permitan decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestra salud.

Me refiero a lo siguiente: cuánto nos cuesta preguntar a las personas que atendemos decisiones del estilo:

¿en qué brazo le tomo la tensión? ¿dónde le pongo la heparina/insulina? ¿quiere acostarse ahora o más tarde? ¿quiere que le despertemos de la siesta? ¿avisamoas a alguien de su familia?

Y así un sin fin, de preguntas, en teoría la 41/2002 o eso que habla del respeto de la autonomía de las personas nos da el marco jurídico por el cual todas estamos muy seguras de estar respetando la autonomía de las personas, firman consentimientos informados y muchas cosas más que nos hacen pensar que somos muy respetuosos con la autonomía de las personas.

Pero en los detalles se ganan los partidos y en las distancias cortas es dónde un "hombre" se la juega. Ya no sólo se pone en duda sino que se aboga porque la toma de decisiones sea compartida, sí efectivamente, el conocimiento ya no es sagrado y la decisión es ahora compartida. Pero además de esto, en el día a día, a la base de nuestros actos, palabras y gestos cotidianos seguimos expresando un paternalismo contumaz.

Hagan la prueba, pregunten todo, absolutamente todo a los pacientes, hasta los detalles más nimios, hasta que uds. o ellas/os mismas/os caigan en la exasperación. Hasta el punto que su trabajo se haga casi inoperativo por no cesar en el empeño de preguntar dónde, cómo, cuándo quieren que les hagan la toma de temperatura, tensión, canalización de vías, administración de inyectables... hagan la prueba y observen lo que sucede. 

Tal vez, no tenga efecto, tal vez tarden 3 horas más en hacer lo mismo, tal vez el paciente se sienta empoderado y dueño de sí mismo, de sus autocuidados y de su proceso terapéutico, reduciendo costes, acortando plazos y lo que es mejor... dándonos menos trabajo porque simplemente le han permitido opinar y decidir sobre su autonomía... 

Legislamos, creamos guías, recomendaciones y protocolos sobre lo Qué hay que hacer sin cambiar el Cómo. A la base de nuestras conductas, pensamientos y sentimientos siguen operando los mismos procesos. El cambio no es cambiar las cosas sino la forma de hacer las cosas. Parece que nos seguimos resistiendo a ....

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