And this is The End


Aquí, en occidente tenemos una concepción cronológica de "El final" o como rezaban antiguamente las películas "The End".

Es decir, el final es el momento tras el cuál no ocurre nada más, no hay tiempo ni ser después de ese momento que hemos llamado "el final".
Al parecer, esto no fue siempre así pero la influencia de la concepción cristiana de una vida ultratumba necesita de una concepción dónde el amenazante final te ponga ante el abismo de la nada para poder elegir en creer en una vida más allá de la vida. Pero no solo, la malvada tradición judeo-cristiana que tanta culpa tiene de nuestras fobias es la responsable, sino la forma misma en que se ha narrado la historia, desde que estudiamos en el colegio nos enseñan esas líneas del tiempo que hacen simular que avanzamos hacia algún sitio o en el tiempo... o como hacía mención al principio, en el mundo del cine ese fundido a negro cuando acaba la película y las palabras "The End" también han calado en nuestro inconsciente haciéndonos entender el final como el "acabose"  de todo tiempo y lugar. No entraré al debate de si el tiempo existe porque ese no era el motivo que hoy me ha traído aquí, simplemente mencionaré que otras tradiciones aludían a la circularidad de la historia (véase Hegel o el hinduismo), o la que Dios quiera que quisiese explicarnos Einstein (para gustos los colores)...

Pero un día me hablaron de las obras en mármol de Miguel Ángel, ¿ustedes creen que Miguel Ángel realizaba sus obras conforme a un estricto cronograma al estilo moderno? Imagino que como en todos los tiempos se comprometería o le forzarían a unos plazos de entrega para inaugurar algo o exponerlo en algún sitio, pero me gustaría pensar que Miguel Ángel en su genialidad artística hiciese lo que le viniese en gana y la autoridad moral de sus obras le permitiesen agotar los plazos que el considerase oportuno.

Llegados a este punto, la idea de "el final" que se puede derivar de una escultura se entiende mejor que en el caso del cine, es decir, una escultura esta acabada cuando has terminado de sacar todo el mármol sobrante al bloque original. Como sabéis M.A. argumentaba que las esculturas estaban dentro, como escondidas, de los bloques de mármol y lo único que había que hacer era retirar lo sobrante para que vieran la luz. Desvelar la verdad que se haya oculta dentro. Así que el final de su trabajo llegaba no en la sucesión de momentos temporales, sino cuando lo que se traía entre manos alcanzaba toda su potencia. Cuando del mármol no se puede sacar más, por haber agotado todas las posibilidades de su ser. En ese momento M.A. afirmaba "he acabado" "es el final de mi obra". Realmente esto sucede con las obras pictóricas igualmente, el último trazo, la última pincelada que encierra el sentido completo de la obra supone el final de la misma. Y en el cine, también, aunque su duración se mida en minutaje y nos haga pensar que nos movemos en una línea temporal que nos lleva hacia la conclusión pero mas bien se trata de que la obra quede completa, finiquitada que no le falte ni le sobre nada.


Y ahora bien, ¿qué ocurre si nos hacemos cargo de esta forma de entender el final para nuestras vidas? Incluso para nuestro día a día, ¿seríamos capaces de que el final del día en vez de marcarlo las agujas del reloj lo marcase el hecho de haber completado el mismo agotando todas sus posibilidades? Y que hay del final de la vida de las personas, debemos esperar a que se acabe su tiempo o debemos otorgar dignidad cuando su obra se haya completado, seguramente no sean excluyentes, pero les invito a reflexionar al respecto, sin pretensión de hacer apología alguna de eutanasias, suicidios asistidos u otras modalidades, sino todo lo contrario haciendo apología de cuidar la vida en todas sus potencialidades para que el final hagamos como se rumorea que hizo Miguel Ángel al contemplar a su Moisés acabado, y le melló la rodilla con el cincel mientras le espetaba "solo te falta hablar".  

Procuraré aplicarme el cuento en lo sucesivo con las entradas del blog... 
Juanfran


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