The show must go on

Moría Pablo Ráez y lo primero que me venía a la mente era: 


tu muerte no ha sido en vano, has dejado tu huella en este mundo, al menos antes de morirte pudiste realizar tu misión y beneficiar a más gente, tal vez una vez cumplida tu misión tú mismo "te abandonaste" a tu destino dejando de luchar... ¿luchar contra qué? ¿contra el cáncer? el concepto de luchar contra algo que habita dentro de nosotros mismos habría que revisarlo...



Pero hoy he venido a hablar del craso error que encierra valorar la vida y la muerte de las personas por su utilidad. Si fuese por criterios utilitaristas, ¿cuántas muertes hacen falta en el mediterráneo para que las vidas de esas personas no hayan caído en saco roto? 


En la sociedad en la que vivimos tenemos tan interiorizado la instrumentalización o cosificación de las personas que asumimos como un consuelo o como si una muerte fuera mejor muerte por haber sido más "productivo" y luego con un emotivo vídeo en horario de prime time rendimos nuestro humilde homenaje a la persona, pero ya nos hemos encargado de dejar claro que se trata de una persona que consiguió algo, que hizo algo, que obtuvo resultados con sus acciones. 


Vengo hoy aquí a hacer apología de la inutilidad de nuestras vidas.


Lo grandioso y maravilloso de Pablo es que (según contaba en sus vídeos) aceptó la futilidad de la vida, aprendió a vivir el día a día como un regalo y sí, efectivamente, hizo una campaña muy "productiva" en cuanto al aumento de donantes de médula. Pero permítanme pensar que su objetivo no era tanto conseguir un millón de donantes de médula, sino vivir su día a día como él quería y su voluntad fue realizar una campaña en las RRSS que imagino, le dotó de sentido a su caminar. Dar valor a su vida. Alinearse con su misión. 


Crossing the River Styx.jpg
Otros casos, no serán tan productivos, simplemente vivirán tranquilos su tránsito hacia la muerte, o se reconciliarán con su familia, o se despedirán o darán gracias o tantas y tantas formas de vivir y de morir. 


La enseñanza que nos deja Pablo es la de vivir con autenticidad. Qué es la autenticidad, pues hoy en día para no liarnos mucho diremos la definición que da el Profe Ortega, preparador físico del Atlético de Madrid: intensidad + alma. Los aficionados al fútbol comprenderán a qué se refiere con intensidad viendo jugar al Atleti... lo del alma necesitaremos la ayuda del mono Burgos para que nos lo aclare. 



Poner esa "fuerza" que decía Pablo, que más que una fortaleza como tal para afrontar la vida, hacía referencia a una actitud ante la vida. La actitud que sitúa al hombre ante su propia vida, su propio destino y la aceptación del mismo.

"Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir siempre"
Mahatma Gandhi



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