BUENAS NOCHES

Aunque creamos haber visto tu cara entre el bullicio de la multitud, la verdad es que ya no estás aquí. 

No he sido tu amistad más antigua , ni siquiera sé si en tu escala de valores habré llegado hasta el escalafón de amistad, que me disculpen quienes fueron tus amigas más cercanas. Perdona si me confundo,  pero es que siempre nos hemos tratado con la familiaridad de quien habla de cualquier cosa sin esconder nada. Así fue como, cuando nos conocimos, me contaste que estabas enferma y que ya no ibas a trabajar nunca más. Sin pena, con optimismo.

Ya no estás aquí, pero has dejado trocitos de ti entre quienes te conocimos. 

Sabiendo que yo era enfermero, muchas veces me has ido contando esos detalles del tratamiento que no hablabas con nadie más. No parecía que hablásemos de potentes fármacos con tóxicos efectos secundarios, parecía que hablásemos de los caramelos que más te gustan:

-También me ponen un suero que es rojo.
-¿Doxorubicina?
-¡Ése!

Todavía estoy esperando a que muestres tu enfado, tu odio, tu ira. Pero no. Conmigo nunca has tenido una mala palabra del hospital, de las enfermeras o los médicos, de esperas, de horarios... Ni siquiera cuando te dieron la noticia de que el tratamiento había finalizado. No lo entiendo. 

Bueno, sí que lo entiendo.

O

P
T
I
M
I
S
M

es que te suspendan el tratamiento porque ya no funciona nada y que, delante de tus hijos, les digas "como este año no habéis sacado buenas notas, nos vamos al pueblo en vez de a Nueva York. Si el año que viene sacáis buenas notas, iremos a Nueva York". Todo esto mientras, casualmente, coincidíamos en el control de seguridad del aeropuerto. Y yo me lo creí, que habría otro año y que habría Nueva York. ¿Por qué no? Hacía años que nos conocíamos y siempre que decías "iré con ___ a ____ el próximo ____" se había cumplido.

Y es que, desde que te conocí, demostraste que el tiempo no está ahí para simplemente existir, para respirar y latir mientras se está alienado entre las cosas intrascendentes, es para vivirlo, para aprender, para conocer, para mirar con la curiosidad de los niños, para viajar... Pero, sobre todo, para estar con aquellas personas a las que aprecias y quieres.

Hemos convertido las enfermedades en seres de carrne y hueso porque es más fácil luchar contra algo que conocemos que contra fantasmas. Pero ¿tenemos la obligación de luchar contra las enfermedades? Dependerá de si prefieres focalizar tu atención en el problema o en la meta que quieras conseguir. Lo malo de luchar, además de estresarte y cansarte, es que, se puede perder y se corre el riesgo de que -tal como he visto en otros sitios- se te acuse de no luchar lo suficiente o de no hacerlo bien, ¡como si dependiese de la voluntad de cada uno el eliminar un carcinoma lobulillar infiltrante! ¡Faltaría más! 

El otro día, cuando todavía estabas bien, me quedé al otro lado de la puerta porque, aunque estaba entreabierta, habían colgado el cartel de "visitas restringidas". Cuando me respondiste al mensaje de que era bienvenido, ya era tarde, ya me había ido. Al día siguiente, cuando volví, sigilosamente abrí la puerta y estaban las cortinas bajadas. Tu madre salió de la penumbra para decirme que no tenías un buen día. En aquel momento, el mensaje de la noche anterior en tu muro de facebook cobró mucho más significado, eras perfectamente consciente de la situación y, sin pena, la afrontaste.


Ayer tu madre me dijo que el tránsito fue rápido, sin sufrimiento. Me alegra mucho saber que no te resististe a lo inevitable, que pudiendo optar por aferrarte a la vida y racanearle unos días al calendario -largos, penosos y agónicos, como he vivido en otras ocasiones como profesional desde el otro lado de la cama- decidiste culminar tu biografía con un decidido punto y final, sin titubear, como quien es perfectamente consciente de que el único compromiso que tenemos al nacer es que acabaremos muriendo. La última enseñanza y, tal vez, la más difícil. Gracias.

Te acabas de ir para siempre, mucho antes de lo que te hubiera gustado, mucho antes de lo que nos hubiera gustado, pero debes saber que mientras sigamos respirando y sigamos latiendo, serás eterna.

Buenas noches.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LAS PREGUNTAS HIPOCRÁTICAS

¡CUÁNTA TENSIÓN!

10 COSAS BÁSICAS DE NEONATOLOGÍA QUE DEBES SABER SI TRABAJAS CON BEBÉS (O SI VAS A TENER UNO) - 1ª PARTE