Quien a hierro mata (peligro de spoiler)

Hoy celebraremos el #DíaMundialDeLaPersonasDeEdad y el próximo día 10 el #DiaMundialDeLaSaludMental. 
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Lo cual me ha recordado la película que vi hace no mucho; Quien a hierro mata, con el inconmensurable Luis Tosar interpretando un enfermero de un centro residencial de personas mayores. 
Se viene reflexionando acerca de cómo el heteropatriarcado también empapa la narrativa de la industria del cine. 

Denunciando y dejando de lado a la vez los abyectos casos de acoso y violación. Podemos observar como los papeles protagonistas son para varones, las historias le suceden a varones y la resolución de la trama suele tener un tinte... masculino. Es decir, podríamos llegar a afirmar que incluso la propia estructura; introducción, nudo y desenlace es una narrativa falocéntrica, cuanto menos por aquello de la introducción... 

Bromas aparte. Salvando contadas excepciones, como por ejemplo: Icíar Bollaín o Isabel Coixet, como ya explicamos en nuestra antigua entrada "Los Goya, la enfermedad y el cuidado" ofrecen narrativas dónde lo femenino (o si lo prefieren, el ying en términos orientales) se manifiestan de manera explícita.

En cuanto al personaje principal, no es la primera vez que un enfermero tiene este lugar destacado en la historia. En los padres de ella (2000) Ben Stiller encarnaba a Greg Focker, que en un alarde de ingenio fue traducido por el "hilarante" juego de palabras Gay Lo Follen. Interpretando al novio enfermero de la hija de un padre castrense y castrante. 
Hecha la introducción, vamos a por el nudo. 
El caso es que el bueno de Tosar, es el responsable de enfermería del centro, y se hace cargo de un nuevo residente un tanto "especial" por razones de tipo biológico, social y psicológico. Y no me refiero sólo al paciente, si no a lo que le provoca al enfermero atender al recién llegado al centro. Toda acción tiene una reacción. 

En el año 2012 la Clínica de Cleveland realiza el vídeo "Empatía: la  conexión humana en la atención al paciente" 
Además, de la evidente actividad diaria que supone un Hospital, allí se deja ver que los las organizaciones sanitarias más que dedicarse a la salud deberían dedicarse a las emociones. 

Caricaturizándolo sería algo así como: 
- ¿Cómo se encuentra ud. hoy? ¿ qué emoción le produce venir a consulta? ¿qué miedos tiene? etc...

Y después de tratar eso... pues ya seguir con el plan establecido con el cáncer, infección, infarto, ictus o la enfermedad que fuese. Esto es una exageración para provocar. Pero no es tan exagerado decir que en la práctica clínica abordamos al mismo tiempo ambas cuestiones, la patológica y la emocional: emoción-enfermedad-emoción-enfermedad... tal y como se dan en la realidad, de manera simultánea e inseparable.


Resultado de imagen de balsa gericaultDe hecho si nos remitimos a la etimología de la ciencia primogénita, podríamos afirmar que nos dedicamos a la patología, la ciencia que estudia el... ¿patos? Sí, en concreto, el Pathos griego , dicho muy resumidamente, el afecto. Dicho occidentalmente, nos dedicamos a "la ciencia que estudia las afecciones" o lo que nos afecta al organismo. Pero originariamente tenía una connotación más poética. Por ejemplo, de la Ilíada o de Homero se decían que tenián un "pathos" que expresa a la perfección la condición humana. Y de manera menos metafórica el verbo afectar, las afecciones del organismo y los afectos (sentimientos) pertenecen a la misma familia de palabras.

Vayamos a por el desenlace, que esto no es una entrada tántrica.

El enfermero que interpretaba Luis Tósar, se ve en una encrucijada. Como nos vemos todas, todos los días. Y tenemos que tomar decisiones. Y las decisiones que tomemos nos llevan por diferentes caminos. Y además nos conforman como personas. Y a veces, se afirma a la ligera que las decisiones que tomamos están influenciadas por la salud mental. Y también la salud mental depende de las decisiones que tomemos en nuestras vidas. En este bucle de la existencia se halla el enfermero interpretado por Tosar y interpela a todos para que nos demos cuenta de lo que está en disputa. No es unidireccional, ni guarda una relación de causa efecto. Más bien pertenece al ámbito de lo sistémico. Dónde todo está relacionado con todo, al estilo del pensamiento complejo que enuncia Edgar Morin, haciendo alusión, no a la dificultad para comprenderlo, si no al mundo como un todo indisociable.

Así que la ética que practiquemos, la moral que albergamos en nuestro interior y nuestra salud mental están en constante homeostasia entre ellas y con otros aspectos de nuestra mundanal existencia. Lo difícil es expresarlo con palabras o atreverse a dar consejos, sólo la metáfora, al menos es capaz de señalar la dirección, nuestra es la decisión. 

Franjuan B.

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